Al igual que ocurre con otros electrodomésticos, el lavavajillas requiere un buen mantenimiento para así prolongar el tiempo que esté con nosotros. A parte de limpiarlo con los detergentes y jabones adecuados, o incluso con vinagre, debemos tener en cuenta otros factores para que esté en óptimas condiciones, como limpiar el filtro o añadirle sal.

Continúa leyendo este post para descubrir por qué es importante la sal y cómo añadirla en este electrodoméstico.

¿Por qué hay que añadir sal al lavavajillas?

Primero de todo, piensa que, aunque tengas el mejor lavavajillas, debes comprar específicamente sal para este electrodoméstico. En ningún caso debes utilizar la sal de mesa que usas para cocinar, aunque la composición química sea casi idéntica.

La función de la sal de lavavajillas es ablandar el agua que el electrodoméstico utiliza para lavar tus platos y cubiertos, y contrarrestar así los niveles de cal, evitando que esta se incruste en la vajilla. Por lo que la sal es un elemento esencial a la hora de prolongar la hora de este electrodoméstico, especialmente en zonas donde el agua es muy dura, es decir, un agua con un alto nivel de minerales, como calcio y magnesio.

¿Cómo y donde se echa la sal en el lavavajillas?

El mejor momento para echar la sal es antes de ponerlo en marcha, así el agua puede eliminar los restos que puedan quedar en el depósito y evitar corrosión.

El depósito de la sal suele estar ubicado en la base del lavavajillas, y una vez localizado, desenrosca su tapa y lo llenas de sal, ayudándote con un embudo. Si es la primera vez que utilizas el lavavajillas, llena primero el depósito con agua.

Una vez rellenes el depósito de sal, selecciona el programa que necesites para lavar la carga que hayas introducido. Si no vas a utilizarlo, programa un ciclo de prelavado para eliminar los restos de sal del depósito.

No olvides ajustar la dureza del agua

Esto solo tendrás que hacerlo la primera vez que utilices el lavavajillas. La dureza del agua depende la zona en la que vivas y se determina si un agua es dura o blanda dependiendo de la cantidad de cal (carbonato cálcico) que tenga disuelta. Así, las aguas blandas son las que contienen menos de 50 mg/l de carbonato cálcico.

Las aguas más blandas de España son las de Ávila, Segovia y la Comunidad de Madrid. La dureza intermedia la tienen las aguas con una concentración de entre 50 y 100 mg/l, y las aguas duras contienen entre 100 y 200 mg/l. Por último, las aguas muy duras son las que sobrepasan los 200 mg/l de carbonato cálcico y muchas provincias de España las tienen: Alicante, Almería, Castellón, Ciudad Real, Jaén, Málaga, Palma de Mallorca y Toledo. En estas zonas el uso de la sal se considera casi obligatorio.

SI quieres asegurarte del grado de dureza de la zona en la que resides, puedes consultar a la empresa local de abastecimiento de agua para saber con exactitud cuanta cal lleva el agua. Una vez que lo sepas solo tendrás que ajustar el valor de la dureza en el panel de tu lavavajillas.

¿Es posible no utilizar sal en el lavavajillas?

Como ya te hemos mencionado, el uso de la sal depende del agua de tu zona, pero si la cantidad de cal es inferior a 16 mg/l puedes evitar la sal sin problemas. Para concentraciones mayores deberías utilizarla y consultar las recomendaciones del fabricante del lavavajillas para la frecuencia.

Compartir