Una de las cosas más importantes a tener en cuenta además del ahorro y la eficiencia es el tipo de color que te proporcionará la bombilla.
El tipo de color va de cálido a frío y esta gama de colores se expresa en grados Kelvin (K) que varían entre lo 2.700K a los 6.500k. Una luz con temperaturas de color bajas es más relajante. Por el contrario, para ambientes de trabajo es mejor emplear temperaturas de color alta. Para el comedor se recomiendo utilizar 3.000K, en la cocina 4.200K y en 2.700K en el dormitorio.